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Retrato del poeta
Silba el viento, el agua se ha helado
a las cañerías, nieva.
Hace horas que es oscuro
y se forman caramelos de hielo
en los tejados.
Que es de bueno cerrar el libro,
soplar la bujía que crema sobre la mesa
y, a la claridad de la chimenea,
acurrucarse a la cama, sin ruidos,
por no desvelar el sueño de este cuerpo joven
que ya hace rato que descansa, puro.
Ahora, cubierto bajo las mantas, valla
los ojos y rememora este día
no mucho diferente a todos los otros.
Fruto de este pequeño momento de placer
que todo se lo vale, abandonando la mano
sobre un pecho que suspira, dormido,
la cara en la ? ? de los cabellos.
Será así, la muerte?
¿Bienvenida como este sueño que te toma,
dulcísima, sin reproches ni agravios,
agradeciendo solo los dones inconmensurables de la vida?
¿Será así que, en el camino de la oscuridad,
iremos al encuentro de la luz?