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Recuerdos de otro mundo
Se nos hará largo el tiempo. Yo, al otro lado
de la frontera oscura; tú, dentro de la vida;
esperando que la muerte nos diga una mentira:
que, al final del futuro, volveremos al pasado.
Me encontrarás por casa, llorando en un rincón
por no poder tocarte, fantasma del deseo
de estar contigo, inacabable; te seguirá el pisoteo
de perro de nuestro amor, zanco, muerto de miedo,
y se tenderá a tus pies, mirándote con mis ojos,
que ya no te podrán ver; tú le harás caricias
con tu mano joven del tiempo de las delicias
y con la mano triste y sola que pasará estas hojas.
El amor te lamerá las sombras de la cara,
tendrá gusto de saliva, de carne y de flor de sal
la lengua de recuerdos del quieto animal,
y yo te abrazaré con mis brazos de ahora.
Nos dormiremos juntos en la cama de la añoranza
y en tu carne viva, impacientes, cansados
de estar en mundos diferentes. Con dedos carbonizados,
cogeré la mano de tu esperanza…
Vendrás como una luz negra y blanca, imposible,
como si fueses la luna del país de los difuntos,
y mis huesos sabrán que volvemos a estar juntos,
y ya no tendrán frío en su hoyo horrible.