Violant Carnera
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VIOLANT CARNERA (CASTELLAR DE VALLÈS 1580 - CASTELLAR DE VALLÈS 1620)
El 23 de diciembre de 1619 Violant Carnera, ama del cortijo Carnero, confesó, bajo tortura, ser una bruja. Fue condenada a morir "colgada con gran violencia". La primera horca fue destruida misteriosamente la noche antes de la ejecución. Pero la segunda sí que va a poder "sacarle el alma de su cuerpo atormentado". Era la primavera de 1620.
El año 1617 llovió mucho, tanto que aquel fue denominado el año del diluvio. Al buscar culpables pronto se llegó a la conclusión que era obra del diablo y de sus cómplices, las brujas. Pronto empezaron las delaciones y muchas mujeres empezaron a ser juzgadas por tribunales civiles. Violant Carnera fue denunciada por unos vecinos de las Arenas de Castellar del Vallès y el 17 de diciembre del mismo año Violant Carnera fue detenida y portada al Hostal de en Ferrés, a Sabadell, para ser interrogada. Su detención tenía conexión con el que había pasado en Caldes. Violando era esposa de un campesino llamado Antiguo Carnero, de las Arenas, que pertenecía a la parroquia de Sant Feliu del Rincón. Tenía dos hijas, Paula y Antigua, casadas en Caldes. Por las dotes de estas, Antiguo se había endeudado con un tal Joan Negrell, de Caldes, y este todavía reclamaba la deuda. Antiguo estaba desaparecido.
A Violant se lo acusaba de envenenar el agua, de provocar granizadas en Castellar y los pueblos de las cercanías, de mantener contactos sexuales con el demonio y de blasfemia para renegar de Dios. Se sabe muy poco sobre su vida. La documentación del juicio del Archivo Histórico de Sabadell describe Violando como ‘la mujer del Carnero’. Por lo tanto, Carnera no sería su apellido sino la feminización del apellido de su marido. Era una mujer de unos 60 sesenta años, solitaria, campesina, que conocía las propiedades medicinales de las plantas para preparar remedios, como la mayoría de mujeres de la época. Era la víctima perfecta para un proceso de brujería. Violant fue acusada de celebrar encuentros de brujas en el Puig de Aguilar, de venerar el diablo (por el detrás!!!) y de renegar de los santos, de Dios y de la Virgen María. También de batir el agua con cuerdas para hacer caer una granizada cinco años antes. Las acusaciones no eran por hechos del momento sino que iban muy atrás en el tiempo. Otros ejemplos fueron la acusación de un encuentro a Santo Sadurní de Gallifa para hacer las mismas actividades o de haber matado una mula en Polinyà. En este caso, la Corte tenía pleno conocimiento que ellas lo habían muerto emponzoñándola. Violando siempre se declaró inocente.
Durante el proceso se encontró la delación del maestro de casas (paleta) Lleonart Prat, de Sabadell, que el día 17 de diciembre afirmó que dos años antes, cuando estaba trabajando en la casa de Can Cusidó a las Fàbregues, o la Sagrera de las Fàbregues, es decir, en Castellar, descubrió unos sapos entre una pila de piedras. Jerónima Montada cogió un con dos palillos. Cuando él le preguntó qué quería hacer, ella le respondió que no había nada que no hiciera servicio en un año. El día siguiente, el 18, la que fue interrogada fue Eulàlia Oliveres y Taulet. Eulàlia era viuda de un tal Sebastià Buigues, de Terrassa, y se había vuelto a casar con un campesino de la Sagrera de las Fàbregues, en Rebrote Taulet, inmigrando francés, tres años antes. Ella había estado la que había heredado la casa de sus padres, puesto que su hermano había muerto. Se había endeudado con el alcalde de Castellar, Narciso Carner, para pagar una deuda a su cuñada. Declaró no saber nada del que se lo acusaba, no conocer Violant Carnera y sí, de vecindad, Jerónima Montada. Se le repitieron las mismas acusaciones que a Violando, y como ella, no reconoció ninguno ni una. Se sabe que no pudo firmar, puesto que no sabía leer ni escribir.
Las cosas se precipitaron y, el día 23 de diciembre, Violando fue “procesada” y ejecutada la tortura. Con las manos ligadas a las espaldas, con cuerdas que los torturadores estiraban hasta el límite de romper las articulaciones, Violant pidió piedad y decidió confesar que era una bruja. El acta recoge las súplicas de la mujer: “Virgen María, mostradme siempre el milagro, Jesús sea siempre en mí, Cristianos, ay! El santo nombre de Jesús sea siempre conmigo, aflojadme, que diré la verdad de todo! Cuando le aflojaron las cuerdas, ella dijo que no sabía ni jota y se declaraba inocente”. Violando hizo suyas las acusaciones y su relación con el demonio que se transformaba en un cabrón, a quien denominaba ‘Martinet’, con quien mantenía contactos sexuales y que usaba como medio de transporte.
Después de la tortura delató a otras mujeres y fue condenada a ser colgada públicamente. Fue una de las muchas mujeres que fueron asesinadas durante la cacería de brujas a los Países Catalanes.
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