Eulàlia Ferrer Ribot - Sinopsis
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En el oficio de la imprenta las mujeres fueron personajes de transición desde la muerte de su padre o marido, titular del negocio, hasta la toma de posesión por parte de otro librero (fuera por un nuevo matrimonio o por la mayoría de edad del heredero). Son muchos los ejemplos de colofones tales como “Viuda de” o “Viuda e hijos de”.
Hija de un librero y esposa y madre de otro librero, editor e impresor, Eulalia Ferrer Montserrat, de apellido de casada Brusi, también estuvo en el negocio, siendo la finalidad de su trabajo estudiar sus ámbitos de actuación y decisión en los diferentes campos de la empresa. La documentación conservada en diferentes archivos muestra una profesional con identidad laboral propia en el campo de la librería, la imprenta, y la edición, tanto durante su matrimonio con Antonio Brusi como, sobre todo, a partir de la muerte de este en 1821 hasta la defunción de Eulalia en 1841.
Eulalia era hija de un librero de Barcelona, y Brusi también era librero además de impresor. Se casaron en 1799 y pronto quedó claro que este sería un matrimonio muy fructífero, tanto en la esfera personal – tuvieron siete hijos- como en la comercial. El padre de Eulalia falleció cuando ella era todavía pequeña y así heredó muy joven la empresa familiar. De la suma de los dos negocios surgió una nueva empresa con sede en la calle de la Librería y que, insólitamente para la época, decidieron registrar a nombre de los dos.
COMPROMETIDOS CON LA CAUSA
La invasión napoleónica afectó profundamente a la familia y, al mismo tiempo le abrió el camino que ligaría su nombre a la historia por siempre. Y es que estaban tan comprometidos con la causa antifrancesa que fueron trasladando la imprenta a zonas no ocupadas para poder imprimir la Gazeta militar y política del Principado de Catalunya y el Diario de Barcelona, entre otras publicaciones de guerra. Cuando los napoleónicos dejaron el país, Eulalia y su marido regresaron a Barcelona, donde se los recompensó por los servicios prestados con la propiedad del Diario de Barcelona. Además de imprimir, instalaron una fundición de tipos y también introdujeron la litografía en Catalunya.
LUCHANDO POR EL NEGOCIO
En 1821, Antonio falleció de fiebre amarilla y Eulalia continuó dirigiendo el negocio y defendiendo activamente sus intereses – como el privilegio del uso de la litografía, al cual veía peligrar - y manteniendo buenas relaciones con el poder. Mientras tanto, se aseguró de que su hijo Antonio viajara por Europa y se formara de la mejor manera antes de tomar las riendas de la empresa. En 18838, cuando estuvo convencida de que dejaba el negocio en bunas manos, Eulalia se retiró.