María de Cervelló - Sinopsis
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Llamada también María del Socorro, se piensa que puede ser hija de Bernardo Guillermo de Cervelló. Cuando el capítulo mercedario reunido en Tarragona aprobó (1265) la creación de una rama femenina, pidió, conjuntamente con otros nobles, ser admitida en la orden, en la cual profesó poco tiempo después. Fue elegida superiora de la primera comunidad femenina mercedaria. Fue enterrada en su convento y en 1384 sus restos fueron depositados en la iglesia de la Merced en Barcelona, en un ataúd decorado con su imagen, que es la representación más antigua que hay de ella. Después del proceso de beatificación (1629-89), el culto por María de Cervelló fue aprobado en 1692. Considerada como protectora de los navegantes, se la representa a menudo sosteniendo una embarcación. Su festividad se celebra el 19 de septiembre.
María nació en el Palacio de los Cervelló (ahora Palacio Cervelló-Giudice, en la calle de Montcada, sede de la actual Galería Maeght) el 1 de diciembre de 1230. Fue bautizada en la iglesia Santa María del Mar. Recibió dirección espiritual de Fray Bernardo de Corbera, primer sacerdote de la entonces fundada Orden de la Merced.
Voluntad de Hierro
Su confesor, el prior del convento de la Merced, guió los pasos de María, quien a los dieciocho años profesó y comenzó una vida de plegaria y de actos piadosos siguiendo la filosofía de la orden mercedaria, que había fundado San Pedro Nolasco hacía pocos años.
Durante una temporada, María siguió viviendo en la casa familiar a pesar de que rechazaba la opulencia: vivía austeramente en un entorno de lujo. Cuando murió su padre, convenció a su madre de vender los títulos y casi todo el patrimonio familiar y donar el dinero a los mercedarios para a la redención de los cristianos cautivos de los sarracenos, lo cual era la misión de la orden. De hecho, el nombre completo de la organización era Orden Real y Militar de Nuestra Señora de las Mercedes de la Redención de los Cautivos. Era una mujer con empuje y carisma y en 1265 consiguió el permiso para fundar la rama femenina de los mercedarios. Sus objetivos eran los mismos que los de sus compañeros masculinos pero ellas no realizaban el “cuarto voto” , el cual obligaba a los frailes a intercambiarse personalmente por los presos, si era necesario, para conseguir que los liberasen.
Una mano amiga
No hizo falta hacer este gesto heroico para que María se convirtiera en una persona querida y venerada en Barcelona. Asistía a los enfermos del hospital y a los cautivos liberados y, ya con más edad, se decía que también ayudaba a los marineros y pescadores de maneras más heterodoxas: caminando sobre las aguas para salvarlos cuando había tempestad. Estos milagros y la devoción de la gente llevaron a que la Iglesia la canonizara en 1692. se la representa con una embarcación en la mano y también se la conoce como María del Socorro.
Murió en el convento de la calle Ample el 19 de septiembre de 1290, lo cual conmocionó a la ciudad, que ya entonces la consideraba poco menos que una santa.