Pepa Colomer - Sinopsis
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Más conocida como Mari Pepa Colomer, es una de las pioneras de la aviación.
Con diecisiete años y acompañada de su padre, se inscribió como alumna en la Escola d’Aviació Barcelona el 19 de enero de 1931 y con 60 horas de vuelo, realizó las pruebas que le capacitaban para pilotar aviones.
Para poder pilotar un avión de pasajeros era requisito completar 50 horas más de vuelo. Como no podía pagarlas, los mecánicos del aeródromo Josep Canudas la ayudaron y cada vez que reparaban un avión le pedían a ella que hiciera las pruebas, de esa manera completó las horas que le hacían falta. Para el examen final debía aterrizar en el aeródromo de Sabadell por la noche, al no haber luces, sus amigos estacionaron los coches a lo largo de la pista para así iluminar, logrando superar la prueba.
Su padre Josep Colomer, fue un industrial textiléro, liberal, alentando a Pepa a cumplir su sueño. Mari Pepa Colomer se lo tomó al pie de la letra. El debut se produjo celebrando a los populares bautizos al aire que se hicieron en el aeródromo Canudas, y el 14 de abril de 1931 participó en la patrulla que sobrevoló Barcelona para conmemorar la República.
Fue portada en el periódico La Vanguardia, todo un acontecimiento y la Diputación de Barcelona le ofreció un homenaje. Pepa participó en festivales y cuantas pruebas aeronáuticas se organizaban, junto a otros pilotos ya conocidos, como Josep María Carreras, Guillem Xuclá, Jaume Camarasa o Josep Canudas.
En julio de 1932 con el título de instructora de vuelo, le permitió empezar a trabajar como profesora en el mismo centro donde se había formado. Ese año protagonizó la hazaña de aterrizar un Zeppelin en el aeródromo de Barcelona. En 1935 participó en la creación de la Cooperativa de Trabajo Aéreo, y se desempeñó como instructora de vuelo.
En mayo de 1936 Mari Pepa fue anfitriona de Jean Batten, piloto neozelandesa que dos años antes había realizado en solitario la travesía entre Inglaterra y Australia y en 1935 había atravesado el Atlántico Sur. Batten aterrizó en el entonces aeropuerto provisional de Barcelona pilotando una avioneta Percival Gull Six, que fue la admiración del público que acudió a recibirla. Jean y Mari Pepa eran la imagen de la mujer emancipada del siglo XX.
La guerra civil española truncaron la carrera de Colomer y de miles de mujeres que, como ella, se iniciaban en una vida autónoma, en terrenos profesionales que hasta entonces les habían sido vetados. En octubre de 1936 fue movilizada, y se incorporó, con el resto de pilotos y trabajadores de la aviación civil a los Servicios Aeronáuticos de la Conselleria de Defensa de la Generalitat catalana. Colomer ejerció como instructora de pilotos, piloto de abastecimiento, ambulancia y propaganda.
En los últimos meses de la contienda civil ayudó a pasar la frontera francesa a muchos republicanos y, como ellos, acabó exiliada, primero en Toulouse y, luego, en Inglaterra. Allí se casó con el también piloto Josep María Carreras, quien durante la Segunda Guerra Mundial trabajaría en la RAF. Ella no volvió a volar, dedicada a su vida familiar. Tampoco volvió a España. Falleció el año 2004 y sus cenizas fueron depositadas en el cementerio de Reus.