Margarita Xirgu

Written by Jean Falconez. Posted in serie 2020

MARGARITA XIRGU I SUBIRÁ (MOLINS DE REI 1888-MONTEVIDEO 1969)

Aportó aires de modernidad para la cultura iberoamericana y supuso una auténtica transformación para el teatro del siglo XX. Federico García Lorca o Rafael Alberti son grandes nombres que han quedado grabados en la literatura española gracias que esta actriz apostó por ellos cuando apenas nadie los conocía.

 


Margarita Xirgu i Subirà nació en Molins de Rei (Barcelona) el 22 de agosto de 1888. Hija de Pere Xirgu Martí y de Josefa Subirà Polls, obreros gerundenses que habían recorrido varios barrios del cinturón industrial de Barcelona hasta asentarse en Molins de Rei. Esta población se había desarrollado durante la Revolución Industrial, sobre todo en el sector textil. Margarita nace en el año que se inaugura en Barcelona la primera Exposición Universal de 1888. Al tiempo tenía lugar el Congreso Constituyente de la Unión General de Trabajadores. 

Pronto dejó la escuela por el taller. Los ateneos obreros fueron su universidad popular donde comenzó a hacer teatro en grupos de aficionados. Esto ocurrió gracias a que su padre pertenecía al Ateneo del Distrito V.  Así fue como aprendió que la improvisación era muy valiosa, siempre que estuviera sustentada por la disciplina. 

Su primer papel fue el de "niña tercera" en “La muerte civil de Paolo Giacometti”, obra recurrente, por su contenido social, en los grupos de aficionados. Su revelación se produjo en el papel de Teresa Raquin, de Emilio Zola, el 14 de septiembre de 1906. El crítico de La Vanguardia la saludó al día siguiente como "primera actriz indiscutible". Semanas más tarde, la Xirgu se convertía en la dama joven de la compañía de Teatro Romea, el más prestigioso de Barcelona. Su debut como profesional tuvo lugar con la obra “Mar i cel” de Àngel Guimerà. Se dedicó también al cine, y entre 1909 y 1915 intervino en una serie de películas en Barcelona. En 1914 fue a Madrid, donde se convirtió en la primera figura del teatro castellano, en el que impuso autores como Alejandro Casona y, sobre todo, Federico García Lorca. De manera innovadora representó varios clásicos castellanos del Siglo de Oro y también otros escritores modernos como Valle-Inclán, Pérez Galdós o Unamuno. A partir de 1927 apoyó, mediante su prestigio, las obras de García Lorca, que estrenó en Barcelona y Madrid y después en varios países de América.

Su primer contacto con América fue en 1914 donde actuó en Buenos Aires (con la obra “María Rosa” de Guimerà) y en otras poblaciones argentinas; en Uruguay, en Montevideo y en Chile. En 1921 hizo una gira por Uruguay, Chile, Perú, Venezuela, Puerto Rico y Cuba. En 1936 el estallido de la guerra la sorprendió en América, donde adoptó una postura activa a favor del gobierno republicano. Ayudó, tras la derrota, a los exiliados catalanes. En 1939 hizo actuaciones en La Habana, México, Colombia y Perú. En 1941, fundó en Chile la Escuela de Arte Dramático, que después asumió la Universidad a través del ministerio de educación, y actuó desde la Radio Nacional de Santiago. En 1944 volvió a Buenos Aires con su Compañía Escuela, con la que hizo giras teatrales por Argentina, Uruguay y Chile.

Se trasladó a Montevideo, donde residió desde 1948 a 1957 y dirigió la Comedia Nacional Uruguaya y la Escuela Municipal de Arte Dramático. En 1957 hizo actuaciones en México y en Estados Unidos, en Northampton (Massachusetts), donde adaptó y dirigió versiones en castellano e inglés de Yerma de Federico García Lorca. En 1958 actuó en teatro y TV (La dama del alba) en Buenos Aires, donde también fue promotora de la fundación de la Casa del Actor y del Teatro de Verano. 

El Casal de Catalunya de Buenos Aires le hizo un homenaje y dio su nombre al teatro de la entidad. En 1943 presidió los Juegos Florales de la Lengua Catalana en Santiago de Chile y en 1963 los de Montevideo. Su tarea pedagógica, encaminada a la formación de actores, fue el foco de renovación del teatro sudamericano.

Murió de una operación quirúrgica en Uruguay, el 25 de abril de 1969. Sus restos fueron enviados a su pueblo natal, Molins de Rei, en 1988, después de finalizar la dictadura franquista. Cuentan que antes de morir, dijo que los griegos tenían razón: “el exilio era el más terrible de los castigos.




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